
Y en el séptimo sueño, despertó. Vio lo que había, comprendió el desorden y se tornó tan desconfiado que decidió permanecer para siempre con los ojos abiertos. El monstruo, que está siempre vigilante, no se cansa porque los átomos que lo componen sí pueden dormir y soñar, soñar muy profundo que les protege del insomnio, de las pesadillas, de los despabilamientos delante del espejo… sin saber que siempre son los monstruos los que acechan...
Alaaa!! Qué wayy ^^
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